domingo, julio 22, 2007

Cuento uno






Llega dentro de los días el momento de inventar una canción, la mente se tira de piquero a las melodías pero todo suena fúnebre y repetido, se busca una excusa y viene el desenfreno, llega la razón a imponer su orden y todos quejandose salen del salón, se acerca al piano y esboza una que otra nota musical, la sala bosteza, la maestra se enfurece y apoyando sus manos en las teclas se impulsa para levantar esos miles de kilos que le trajo de regalo un mal amigo llamado tiempo. Los vidrios chillan y todos aparecen para chismosear lo que ocurre. Todos gritan tratando de ser escuchados, la misma cordura se sube a la mesa chillando su versión. Hasta que se asoma una muchacha con cara de felicidad, tiene los ojos brillantes, los más pequeños piensan que llora hasta que se acaba el día y se lanza a dormir. Es bella pero tiene un andar torpe, sus rodillas huesudas chocan cuando sus pies intentan no atrapar los cordones largos que cuelgan de sus zapatos. sus ropas están sucias la limpieza se lo hace notar ella estruja el vestido entre sus manos ocultando una mancha, los muchachos del servicio de orden la miran asombrados, ella les sonríe y más de alguno se sonroja, el jefe los ataca con la mirada y mueve su luma, luego posa sus ojos en la chiquilla y golpea el aparato con violencia, los jóvenes le imitan salvo uno despistado al que se le cae la luma, se lanza al piso a tomarla pero va pasando la señorita incoherencia apoyada en el antebrazo de la señorita inteligencia, ambas usan vestidos llenos de encaje, la seda deja entre ver sus senos, el muchacho se levanta rápidamente y les hace una reverencia, la incoherencia quiere poner uno de sus largos tacos sobre la luma pero inteligencia le da un puntapié al objeto y y se abraza a incoherencia, incoherencia se sube la falta mientras intenta sacarle el vestido a inteligencia, los más viejos miran espectantes, pero la luma ha caído sobre la escalera y va saltando peldaño a peldaño, el salón tiembla, la luma choca contra una puerta ancha y comienza a sonar un ruido el aire se pone dulce y todos corren buscando un asiento. Se abre la puerta y aparecen los talentos, el grupo de baile anda con los trajes más bellos que jamás se han visto, los músicos traen aparatos brillantes, el lugar brilla de mañera irreal, suenan unas campanas, ya todos están sentados, la oscuridad baña las butacas, los talentos están en sus posiciones, la música refresca las mentes de todos los habitantes las ilusiones y los deseos flotan sobre los cabellos de la multitud. Se ven todos muy felices, la muchacha con el vestido manchado tiene una burbuja entre sus manos la lanza soplando un poco de viento, la gotita inflada choca con uno que otro de los extraños personajes pero resiste, sube muy alto, se acomoda sobre un reloj hecho con piedritas de jade, el minutero se acerca, ella cierra los ojos y él la impacta, el sonido se acaba, todo se paraliza, la muchacha comienza a bajar las escaleras, lo hace con cuidado, intenta no chocar a nadie, un cordón se atrapa con el zapato de un caballero grande y gordo llamado prejuicio, ella intenta sacar su cordón pero no puede soltarlo, lo jala con fuerza pero no pasa nada, apoya su espalda contra uno de los asientos y con ayuda de su otro pie intenta tirar una vez más, cuando logra soltarlo Don Prejuicio se cae de espaldas. Sigue bajando, ahora rápido muy rápido, los zapatos casi no tocan el suelo. Se abre otra puerta y aparece un joven, ella corre y cuando esta muy cerca da un gran salto, él la recibe con un abrazo. Se toman las manos y avanzan por un pasillo pequeño, a los pocos minutos se ve mucha luz, los ojos se nublan un poco, ella se los refriega y los vuelve a abrir, respira profundo y grita- al fin! al fin!-






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